En mi país vivo en una área industrial. Es un área desde la que puedes llegar al centro de la ciudad sin darte cuenta. El desarrollo de la industria pesada provocó la destrucción de la naturaleza. La gente no venía a este lugar buscando rincones hermosos, sino en busca de trabajo. Al final la gente vivía en grandes bloques grises bajo un cielo gris.
En los últimos veinte o treinta años todo ha cambiado mucho. Muchas de las minas, herrerías y fábricas han sido cerradas. Eso ha cambiado el entorno. Ahora bajo el cielo azul se pueden encontrar hermosos parques verdes, museos interesantes... Por ejemplo, se pueden visitar las minas de carbón.
Solamente en mi pequeña ciudad, donde viven dieciséis mil habitantes, hay dos museos: el museo del pan y un museo sobre la deportación a Siberia durante la Segunda Guerra Mundial. En la colina que domina la ciudad, tenemos un parque botánico. Dos veces a la semana, en una plaza podemos disfrutar de un gran mercado. Vienen muchas personas de ciudades cercanas. En mi ciudad se organizan muchos eventos deportivos y culturales.
Pero yo, como soy un tipo solitario, prefiero el silencio y los lugares apartados. Mi lugar favorito es un antiguo camino que conduce a la ciudad vecina. A ambos lados del camino crecen viejos árboles. Sus copas están en contacto y forman un túnel.
En cada estación del año, el camino es diferente. En primavera huele a jóvenes hojas. En verano, da mucha sombra y puedes descansar de las altas temperaturas. En otoño parece un camino de oro por el color de las hojas de los árboles. En invierno...mmm... en invierno si no hay nieve prefiero quedarme en casa, debajo de una manta y mirar el fuego de la chimenea.
