"Hay un lugar
en el cielo nacido,
sin montañas, sin mar,
pero dulce y querido."
Hay muchos lugares en nuestro mundo en el que abundan los turistas, porque se habla de ellos y se hace una publicidad continua. Sin la menor duda, seguro que aquellos sitios son hermosos e interesantes; pero, ¿por qué nos limitamos? La tierra está llena de maravillas, de lugares que tienen una belleza indescriptible y todos son prácticamente desconocidos.
En el siglo de la velocidad loca, del cambio ininterrumpido, necesitamos más que nunca descansar en lugares tranquilos y aislados. Si quieres un refugio para tu mente y alma, sin millones de ojos y bocas que te molesten, lo encontrarás en los pueblos de Moldavia.
¡Imagínate! Te levantan por la mañana los trinos de los pájaros, el murmullo del río, la melodía de las hojas acompañadas por el viento... En pocas palabras, te despiertas en manos de la naturaleza. Todo eso se prolonga durante el día, porque nosotros tenemos un dicho: "Si va a ser un buen día lo sabrás desde bien temprano por la mañana."
¿Qué puedes descubrir en nuestros pueblos? La vida de los campesinos y su habilidad para hacerlo todo con sus propias manos, la naturaleza, plantas increíbles cuya belleza culmina en desfiles de moda por el bosque; ríos grandes que te pueden hacer de guía a lo largo del país; la comida tradicional con sabor a anhelo; la sencillez y la hospitalidad de la gente que tiene solo un pan en su casa y lo comparte contigo porque se alegra de tu presencia.
Todo esto y mucho más te está esperando en los pueblos de Moldavia. ¡Comienza la aventura de tu alma, de tu vida, hoy mismo y visítalos!
